lunes, 3 de septiembre de 2007

Todo está en la cabeza

Todo está en la cabeza. Con esa frase terminaron siempre mis terapias, desde que era niño y hasta ahora que, luego de treinta y tres años, no habrá más sesiones para buscar alguna explicación en las telarañas de mi mente.

Mi padre odiaba que le preguntara por qué besaba a la hermana de mi madre y me amenazó con golpearme si hablaba. El día que resbaló por las escaleras y se partió el cuello, pensé que era el momento de acercarme a mi madre y confesarle los deslices carnales de su marido, pero luego de escucharme con la cabeza agachada, me miró con tristeza y simplemente murmuró... todo está tu cabeza.

Después vino el incidente en la escuela. Todos me culparon a mi, pero no fui yo quien propuso representar una corrida de toros el día que la maestra de matemáticas faltó al examen final. Yo solo intenté desarrollar mi mejor papel como banderillero cuando clave los cuatro lapiceros en el cuero cabelludo de mi compañero. Cuando me llevaron ante el director respondí... todo está en su cabeza.

Un buen día me enlistaron en una academia para mentes súper dotadas. El poder del cerebro es infinito, pues aunque en realidad los muros eran acolchonados y totalmente blancos, los estudiosos que estábamos allí podíamos decorar los espacios con figuras multicolores e incluso conversar con nuevos amigos. Una especialista en psiquiatría me comentó alguna vez que desde mi llegada había estado aislado... “todos sus amigos están en su cabeza”.

Hoy en verdad eché a volar la imaginación, nunca antes mi mente representó imágenes tan nítidas ni incluyó a tantas personas hablando al mismo tiempo. Creo que estoy pasando a otro nivel y que pronto seré capaz incluso de volar. Lástima que cuando la cosa se pone mejor, siempre vengan con esa inyección que me apaga la luz y borra todo lo que mis ojos miran.

Sin embargo no estoy dispuesto a olvidar. Guardaré un aspecto que pueda recordar al abrir los ojos. Puede ser el detalle de mi cuerpo amarrado a una camilla mientras la gente me mira a través de un cristal o, mejor aún, puede ser la bella oficial de uniforme metálico que camina hacia mi con esa jeringa que pareciera encerrar un arcoiris.¡Ya está! Ese será mi recuerdo y mañana al despertar continuaré la historia donde se quede hoy. Total, como dicen los que saben... todo está en mi cabeza.

Son las seis de la mañana y estas son las noticias. Ayer fue ejecutado el multihomicida que tras un año de alegar demencia ante los tribunales de justicia, fue encontrado culpable y condenado a morir por medio de una inyección letal. Los especialistas, después de realizar varios estudios, concluyeron que los argumentos de locura que interpuso la defensa no eran sustentables, pues resulta imposible que todo lo que hizo el hoy occiso... haya estado en su cabeza.

Iván Carrillo

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