martes, 13 de noviembre de 2007

Mi propia muerte…

Me acuchillaron tres veces con un bisturí, hurgaron en mis entrañas como si éstas fueran algo suyo; he estado en cama durante los últimos cuatro días. Siento morirme de un sólo golpe si toso, si estornudo o con el cadencioso movimiento de una sacudida. Calambres mortales cruzan mi estómago, el músculo, la grasa abdominal, las vísceras. Muero de un momento a otro, de un estertor a otro. No me permito ni un lamento, para qué, pienso, es como si viviera un ensayo de lo que será mi verdadera muerte...

Miguel G. Galicia
13 nov 07

martes, 6 de noviembre de 2007

Angustia...

En la mañana tragué junto con el bocado diario, un trozo de angustia que se ha instalado tan dentro de mí que mi respiración se ha quedado rezagada.
Es uno de esos días en donde uno olvida todo y va, con maleta en mano, tratando de pensar en qué ha sucedido desde la última vez que meditó sobre su vida.
Algo, unas luces apagadas, un silecio atronador, me impide dar vuelta a la hoja y seguir de pie junto a este camino olvidado por todos, recordado por mi desde que nací.
Son las memorias las que más duelen, la nostalgia de lo que no pudo ser, el anhelo de una paz infinita que dejó de existir en el momento justo que uno aprende a jugar con la vida, al tu por tu, la terrible existencia.